Lewis despertó con una inquietud que le devanaba el alma, pues había dormido mal y más encima había soñado que nunca había sido el que pensó que realmente era. Miró alrededor de su habitación. Ahí estaba el origen de su intranquilidad.
Después de unos segundos, detuvo su mirada sobre el computador. Se acercó entonces hacia el aparato y lo prendió con sigilo para no despertar a sus padres. Una vez que Windows se abrió, miró hacia sus dos lados y se decidió. Aunque estaba lejos del horario económico, pinchó el Explorer y se conectó. Unos minutos bastaron para conducirlo a la colorida página web de su correo electrónico. Sólo había llegado un nuevo mensaje. Comenzó a temblar, pues aquel e-mail parecía ser el origen de todo.
Lentamente movió el mouse y pinchó aquel extraño hipervínculo que lo llevaría a revelar toda la verdad. Alguien llamado Enzo le escribía, pero jamás había escuchado aquel nombre. No había dirección del remitente y tampoco aparecía el supuesto "peso" del mensaje, o sea, eso de los bytes. Su espalda estaba mojada.
Así comenzaba el e-mail y Lewis siguió sin entender nada. Si no hubiera soñado con no ser el que siempre fue, quizás se habría reído a carcajadas. Ahora tenía más ganas de llorar.
El timbre suena y la transpiración de su espalda se ha secado. Corre hacia la puerta y la abre de golpe como queriendo descubrir aquel macabro acertijo. Un delgado joven de impermeable está parado en la puerta, le estira la mano y se presenta diciendo: "hola, es extraño esto, pero...verás...creo que tú eres quien realmente soy...mi nombre es Enzo..."
Todo se ha vuelto oscuro y cierra la puerta de golpe para caminar apresurado hacia el baño. Sobre el espejo una imagen...no es quien siempre vio todas las mañanas antes y después de la ducha, es nuevamente la cara de aquel muchacho que hace unos segundos se presentaba. El sudor se hace incontenible y con llanto en sus ojos, Lewis corre hacia la puerta otra vez; esta vez dispuesto ha terminar con toda esa locura.Afuera no hay nadie. Sobre el pasto sólo yace un impermeable y una nota que dice "no me olvides". Después de pensarlo un rato me la pongo y vuelvo a entrar. Busco mi computador y pienso en lo bueno que sería escribir un cuento sobre convertirse en alguien que no eres. Ya estoy harto de seguir escribiendo sobre un tipo llamado Lewis, después de todo sigo siendo yo mismo.
Este mini cuento pertenece a una larga saga dedicada a Lewis, un querido personaje. Se supone que este era el encuentro entre creador y creado... Más adelante publicaré más cuentos sobre este extraño, paranóico y melancólico personaje (Dicen que todos los perros se parecen a sus amos)
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