martes, diciembre 20, 2005

Instrucciones Para Subirse a un Ascensor Contigo (Cortázar estaría indignado)


Entonces nos metemos dentro del ascensor y evitamos que nadie más entre. Tú apretas el piso y cuando las puertas se cierran te tomo por la cintura y te como a besos. Y es en ese momento, justo en aquellos precisos y hermosos segundos cuando podría acontecer el holocausto, las atómicas bombas o el colapso de todos los mercados, pero aquel ascensor es fuerte y nos mantiene alejados de toda la peste de allá afuera. Y entonces llegamos a tu piso y las puertas se abren, pero el plan es ingenioso y las instrucciones claras: se me cayó una moneda o una tarjeta allá abajo, se me soltó un botón o perdí la llave, pero siempre tiene que ser allá abajo, nunca en el propio suelo o en el ascensor utilizado. Entonces nos metemos dentro del ascensor y evitamos que nadie más entre. Tú apretas el piso y cuando las puertas se cierran te tomo por la cintura y te como a besos. Y en ese momento, justo en aquellos precisos y hermosos segundos, podría acontecer otro golpe de estado, algún atentado de Osama Bin Laden o la llegada del anticristo, pero aquel ascensor es fuerte y nos mantiene alejados de toda la enfermedad de allá afuera. Y entonces paramos en el primer piso, salimos y en cuatro patas buscamos el objeto perdido, y quizás se nos sume el conserje o el guardia, seis u ocho ojos buscando la nada, pero las instrucciones son claras: hacerse el loco y sacar una moneda del bolsillo, pararse ligero y gritar a los cuatro vientos ¡Eureka! Entonces nos metemos dentro del ascensor y evitamos que nadie más entre. Tú apretas el piso y cuando las puertas se cierran te tomo por la cintura y te como a besos. Y es en ese momento, justo en aquellos precisos y hermosos segundos cuando podría acontecer un asalto de bancos, la muerte del tirano o el fin del patriarcado, pero aquel ascensor es fuerte y poderoso. Y entonces llegamos a tu piso y antes de que las puertas se abran otra vez, hago como que pierdo el control y me ahogo. Tú das la vuelta y me auxilias, mientras con mi dedo apreto cualquier botón que nos lleve hacia abajo. Y así estaremos toda la tarde, toda la mañana o toda la noche (depende de cuando vaya a visitarte), abrazados contra un cristal o contra una muralla de acero, impregnándonos con nuestras sensaciones y alucinaciones, de arriba para abajo hasta que alguno de los dos se canse o en caso de que alguien sospeche que ocurre algo raro. Saldremos unos minutos a darnos aire y luego de pensarlo un buen rato... Entonces nos metemos dentro del ascensor y evitamos que nadie más entre...

sábado, diciembre 17, 2005

Libro Abierto


Capitulo uno

Ponle freno de mano. No vaya a ser que la fuerza de gravedad nos juegue una trampa. La aceleración es una magia indescifrable. Nos caeríamos. Pero no los dos. Te caerías tú. Me caería yo. Es distinto. Tú lo sabes. Esa misma mano que cae pidiendo algo subirá entonces. Serán los pies los que caigan. Favor por favor. El mismo caleidoscopio que se abría en tu cabeza se trizará y la luz volverá a su única dimensión. Desde nunca debió haber salido.
(saltar directamente al capítulo tres)

Capitulo dos

¿Eres feliz? ¿Realmente eres feliz? Qué pregunta más absurda. Pero pareces feliz. Bajando a noventa kilómetros por hora. Casi morimos, pienso. Tú me tranquilizas. Eso no era parte del contrato. Reloj. Hora. Tiempo. Espacio. Prometimos la nada misma. Nos vendimos uno al otro. Pero parecemos felices. Eso es lo importante.

Capítulo tres

Un libro abierto. Entonces se abre una caja de herramientas. Un alicate. Una tuerca. Una llave inglesa. No cualquiera llave. No francesa. No americana. No chilena. No. Tú lo sabes. De todas maneras inglesa. Entonces meter mano. No sexual. Sólo mecánico. Doy vuelta la llave. Inglesa. No cualquiera llave. La tuerca rueda. Rápida. Lenta. Se pega como el perfume de tu boca. Entonces se detiene y la llave (Inglesa. Siempre) se estanca. Sol. Algo parece distinto. Magia. Valencias. Espanto.
(sólo ahora leer el capítulo dos)

viernes, diciembre 16, 2005


Ríndele pleitesía a las sombras que ocultas bajo tu cama.
Nunca se sabe cuando puede ser tu primer día.
El primer día de cualquiera de esos días.
Tus días.
Sólo tus días.
De nadie más.
A ratos te inmiscuías por las sábanas de mi cama.
Yo te esparcía con mis ganas.
A veces con mis rabias.
Otra cosa es con guitarra.
Otra cosa es con mi cara.
De espanto.
De encanto.
De borracho.
Amanecía en una playa oscura.
Caían gotas extrañas.
Yo te abrazaba.
Tu no te negabas.

Fantasma y Cansado


Fantasma y cansado.
Diluido en tus recuerdos.
Mezclado con tres cucharadas de azúcar y dos gotas de tus labios.
Fantasma y cansado.
Rematado en pocos pesos.
La magia de tus besos.
Atado al cemento caliente de las calles que ahora te lloran.
Las mismas que flotaban bajo tus livianos calzados.
Henos anestesiados por el dulzor de unas pocas palabras convertidas ahora en dígitos inhóspitos que circulan libres por controvertidos espacios.
No estoy funcionando.
Las pilas jamás se recargaron.
Te marchaste con la esperanza de algún verano volver.
Mis lágrimas levantaron cientos de murallas que jamás escalaba.
Ni el sonido de mis visagras elevaban vítores subterráneos que prometieran calma.
No estoy funcionando
Me falta nadar.
Me sobra la espalda.
Ni el ladrido de los perro logra despavilarme.
Despertar de este sueño retardado que no me permite ni siquiera estar cansado.
Fantasma y exhausto.
Diluído en intermitentes espasmos.

viernes, diciembre 09, 2005

pAYASo dEL orTO


Alguien se pregunta... tiene sentido? Por lo tanto, qué es el sentido? Ahhh... decía Calamaro "estoy pensando pero estoy cansado de pensar..." Patrañas entonces... mejor borrar interrogante y lanzar un salto mortal a pies juntos sobre la escritoterapia (termino robado de un blog ajeno)... "escribo, luego existo", cagándose en Descartes como quien caga en el mar. Así que de reflexión en reflexión, sobrio de sobriedad, se le toma un gusto nuevo a eso de escribir sin existir, pues se diluye cualquier intento de identidad y se deja de ser cara, voz o cuerpo... quizás olor, quizás remordimiento. La gracia está en que el lector, el escucha o el oyente haga caso omiso a las directrices del puto inconsciente, se entregue al lance diferente y le haga una reverencia a su propia muerte, porque morimos, de vez en cuando, a veces de espaldas, a veces de frente. Y si morimos cómo es que ideas vagas siguen rotando presentes? Los curas nos mienten, pero suelen afirmar que el alma vaga cuando la muerte es dolorosa o inminente. Entonces ese alguien se pregunta si quizás no pasa lo mismo en este presente. Se murió la carne pero el alma sigue vigente, entonces palabras, entonces mente. Escribo, luego decido si existo... aunque la moneda fue lanzada y el resultado conciente. Muerto entonces, ni vivo ni coleando, pero escribiendo siempre... escribiendo siempre.
Payaso del Orto, tomáte una birra y dejáte de joder!!!

viernes, diciembre 02, 2005

Tengo Mas Alcohol que Sangre


Ayer fui a donar sangre para un perro que esperaba un transplante de huachalomo, y tras el burocrático paseo de papeles para determinar si me drogaba o si tenía o no una enfermedad venérea, noté que las enfermeras (cuyas minifaldas me tenían enfermo... enfermedad, enfermera... esto está muy redundante) se miraban desconcertadas y corrían de un lado a otro sin querer explicarme. Hasta que por fin llegó un doctor, más bien un interno de alguna universidad privada que se había convencido de que aparte de doctor iba a convertirse en dios, me mira fijamente a la cara y me escupe un diagnóstico extraño que jamás esperaba... "Usted tiene más alcohol que sangre" ¿Y entonces?, pensaba yo... pues que me agradezca el perro mi aporte, pues son litros del mejor alcohol (aunque a veces tomo alguna que otra porquería barata). Litros de risas y espasmos que conseguí en Marín con Vicñua, en la botillería del Sidoso de Curicó, en el Santa Isabel de Diagonal Paraguay y para que hablar de cuando juego de visita, parapetado en alguna botillería del barrio Brasil o de República.
Doctores del orto, así que me saco el aparataje de mis brazos y subo hasta la habitación donde tienen al pobre perro sedado. 23 años del mejor alcohol, refinado en mis venas... vamos a por un terremoto perro, que la calle nos espera.