viernes, julio 22, 2005

IndiFerENcia

SI MUERES, LLORO
SI CAES, CAIGO
SI GIMES, GRITO
SI DESAPARECES, PEREZCO.

(entones ¿qué haces tú?...)

RIES, SI MUERO
FLOTAS, SI CAIGO
CALLAS, SI GRITO
DESAPARECES, SI VUELVO

Sin comentarios...

jueves, julio 14, 2005


AIRBAG... When No-One Driving Posted by Picasa

AiRBag

Un azulado cielo cubrió mi cabeza justo al salir de mi oscura casa. A esa hora no pasaba ni un alma por la calle y sólo habitaba el ruido de la gran avenida circundante, en esa iluminada tarde de sábado. Al pasar junto a la casa vecina pude escuchar los gritos desesperados de la sobremesa, y pude compadecerme de los infantiles llantos que emanaban de una pieza. Al doblar la esquina pude contemplar la montaña y el infinito manto azul que la cubría. Esa mágica abertura que se producía entre unos pocos condominios y casas, era eternamente agradecida por mi alma.
Seguí caminando, repasando en la cabeza mi canción favorita que encajaba perfectamente junto al paisaje; un paisaje que arriba era alentador y que abajo era desagradable. Sólo un largo y vacío estacionamiento y una ancha vereda de adoquines grises que terminaban en una alcantarilla destapada del otro extremo. Si no fuera por un grupo de niños que improvisaban un campo de fútbol en medio del estacionamiento, cualquiera podría haber dicho que todo era un fatal preámbulo para una desgracia. La pelota iba de un lado a otro sin importarle el paso de uno que otro auto, y los niños desafiaban la peligrosa avenida con rápidos desbordes mientras los buses o automóviles se ausentaban.
La oscura figura apareció como de la nada con una velocidad endemoniada, y cómo si el tiempo se hubiera enlentecido, pude contemplarla frente al volante con su celular pegado en la oreja. Bastó un mal calculado "centro" para que la descosida esfera de cuero interfiriera en el incierto trayecto del espantoso aparato. El volante pareció doblarse, y unas cuantas vueltas hicieron que el automóvil se desvíase para dar casi de frente con un grueso poste de cemento, poco después que los asustados niños volaran hacia un lado. El vidrio convertido en doradas esquirlas que reflejaban la luz candente del sol se esparció por el aire mientras que un agudo bocinazo se extendió por el invisible camino de los sonidos.
Pronto las puertas vecinas se abrieron y la conmocionada gente dejó sus hormigueros para comentar lo sucedido. La iluminada tarde se vio interrumpida por un corrosivo murmullo que salía de entre los retorcidos fierros. Muchos de los otros automóviles que transitaban por la avenida detuvieron su alocada marcha para también contemplar el espectáculo.
Había algo que me detenía y que me seguía atando con el concreto que expiraba bajo mis zapatos. Sin duda era su belleza. Su cabeza hacia atrás revelaba su radiante cuello y justo cuando iba a cerrar mis ojos para soñarla, la sirena de una blanca ambulancia sobresaltó mis sentidos. Ahora había mucha más gente. Parecía como si la noticia se hubiera extendido más rápida que la velocidad del bocinazo que aún se mantenía vivo. Las puertas de la ambulancia se abrieron y una pareja de anaranjados paramédicos saltó junto a sus maletas, perdiéndose entre el tumulto de curiosos que se agolpaban. Yo por mientras permanecía detenido y lloraba. De pronto, para sorpresa mía, el tumulto se abrió como las aguas del Mar Rojo. Pude entonces contemplarla por completo. Ahí estaba, parada junto al auto, rodeada de un montón de idiotas que se miraban sin poder creerlo y que parecían tener sus bocas abiertas hasta el suelo. Los paramédicos paralizados se miraban y no atinaban a nada, mientras que ella caminaba sin alejar su mirada de la mía. Un delgado hilo de sangre bajaba de sus narices para perderse en sus rozados labios; labios que ahora pronunciaban mi feo nombre.
El tiempo pareció detenerse otra vez más y sus paralizadas caras se perdían a causa de su mortal belleza. Su pelo casi rizado se perdía en su espalda, pero dejaba que unos cuantos cabellos cubrieran por un costado su pecho, dejando descubierto un lado de su majestuoso cuello. Sus piernas ignoraban el dolor , y pronto pude tenerla a centímetros de mi cara. Su mirada perdida dio una vez más con la mía que había estado hasta ese momento apagada. Su cuello se empinó y yo baje el mío para besarla, sintiendo el salado gusto de su sangre que me hipnotizaba. Su helado cuerpo abrazado al mío me hizo comprender que era ella la que yo tanto había esperado.
Allí en mis brazos dejó de mirarme para luego helarme, pudiendo entonces entender que era un ángel cuyo mensaje tenía yo grabado en los labios. Su cuerpo dejo el mío y se elevó, y el tiempo nuevamente retomó su ritmo. Mis padres que detrás mío miraban también lo sucedido me llamaban por mi nombre que ahora me parecía hermoso. Pude entonces volver la mirada y sonreírles para nuevamente voltear y verla recostada sobre el airbag, muerta y mirándome.
Rápido fue sacada, mientras muchos espantados se preguntaban por la eficacia de la bolsa mágica. Yo entonces reía y reía sin importarme las disgustadas caras y los retos de una vieja que se persignaba. Al mirar hacia arriba me pareció verla junto a la solitaria nube que ahora habitaba el azulado cielo que cubría mi cabeza. Di media vuelta recordando el gusto salado de sus labios y me perdí en un pasaje mientras la ambulancia dejaba atrás su triste llanto.

Esto fue el segundo cuento o relato que escribí después de mi gran debut (para algunos) Amanecer 12... Claramente inspirado por el track que abre el disco OK Computer de Radiohead y ambientado en la esquina de Lago Vichuquén con Chorrillos, en la Villa Araucaria, lugar que fuera mi nido desde 1995 hasta el 2000.

domingo, julio 10, 2005

Aniversario Nº 23

Gracias a la Vicky, a Oscar, a Toño y a Tutú por haber compartido conmigo mi cumpleaños 23!!!
Y a todos los que estuvieron conmigo a la distancia: Daniel y Pollo en Valpo, Leslie en Stgo. y Gonza en Puerto Rock.

jueves, julio 07, 2005

BronKios

Al Centro Asistencial llegué horrorizado,
intoxicado por el aire de Santiago.
Luego de la burocracia, del cheque en garantía y de ser fichado,
me tiraron como estropajo hacia un lado.

Entre los tosidos y los tubos de oxígeno
te capturé con la mirada.
Fingí ahogarme y puse la cara morada,
corriste desesperada.

Como por arte de magia ya no tengo nada obstruido.
Mis pulmones han vuelto a respirar aire,
pero mis mejillas están sonrojadas.
¿Qué te parece un café y conversamos?

Todo de blanco y sanitizado,
tus manos suaves como la seda de tus labios.
Es bonito verte sonreír entre todos los enfermos,
es bonito que no me digas nada, mientras tomo tu mano.

En el Centro Asistencial nos besamos,
aquí mismo nos ahogamos.
Una hermosa historia de amor
entre flemas y bronquios atrofiados.

Los efectos de vivir a una cuadra de la Posta Central de Santiago. Escrito el año 2003 y lado-b de Revolución PCS

miércoles, julio 06, 2005

Lo Circular de las Cosas


“She looks like the real thing
she tastes like the real thing
my fake plastic love”
T.Y

Se va a caer, se va a estrellar contra el suelo y se va a poner a chillar. La tranquilidad de las circunstancias se verá alterada de un momento a otro, y los cuellos se retorcerán para que las decenas de cabezas volteen y descubran el origen del chillido, ese chillido que me estará retorciendo el corazón.
“...por eso hermanos, deben ser perseverantes en la fe y no dejarse...”, pronuncia solemnemente el cura, mientras la observo encaramarse en el banco. “Se va a caer”, pienso desviando la atención de los inclementes ojos que me observan desde el crucifijo. La iglesia está repleta (pareciera que fuera semana santa) y el canto del coro se multiplica por miles. El tiempo parece arrinconarme hacia una pared que yo mismo he inventado. No puedo escaparme, sus labios me amenazan a donde quiera que vaya. “...no vayan a...cuidado con...no salgan a...”, y la boca del cura gesticula más y más frases que la gente repite minuciosamente.
Se va a caer y no haré nada, eso lo sé muy bien. Se caerá como un árbol milenario recién cortado, mientras la madre repite incontables letras que aniquilan los males del corazón, pero sólo por momentos. Si, sólo por momentos, porque al salir cada uno de los presentes seguirá su camino sin cruzarse en el del otro, cuidando su territorio rodeado de cercas fantásticas que los protegen (eso creen). La pared se acerca cada vez más y tiene los mismos ojos que me miraron el otro día en la plaza. La madre se ha arrodillado siguiendo las instrucciones del cura que ha cesado de ametrallar con sus palabras. La muchachita me mira y en ese mismo instante beso a Isabel en la boca, en medio de una plaza, a pesar de sus esquivas respuestas. La beso y siento su lengua como un ancla que ansiosamente busca un fondo. La estoy besando, en medio de una céntrica plaza, y a la vez maldigo al viejo que nos está observando desde la banca de en frente. Está corriendo un fuerte viento y quiero quedarme para siempre, sintiendo sus labios agolparse junto a los míos. Estoy acariciándola y me sigue besando, pero el viejo se ha ido. “Se va a caer”, pienso, y veo otra vez a la muchachita encaramándose en la larga banca de la iglesia. Ya no siento la pared y mis labios saben a los suyos. El cura está de espaldas frente a la imagen que cuelga de la pared. La madre aferra su rosario, mientras la muchachita se aferra al madero que la separa del frío suelo. Se muy bien que se caerá, pero no conozco el momento. No he vivido esto antes, sin embargo se muy bien cómo va a caer. Lo hará de espaldas; primero doblará su columna y una mueca de espanto se incrustará en mi rostro, luego azotará la cabeza entre las sucias botas del viejo que se sienta atrás. Un hilo de sangre brotará de su frente, mientras su madre sigue aferrada al rosario, justo en el momento en que el viejo ha vuelto a la plaza sin que Isabel ni yo nos demos cuenta. Se ha acurrucado en mis brazos para protegerse del fuerte viento que se ha acumulado en medio de la plaza. No la conozco de mucho, pero parece que hubiera nacido conmigo. Mis labios partidos intentan descifrar el mensaje oculto de su boca, sin embargo ha sido inútil, quizás esa sea la causa del por qué me muero por besarla. Se ha aferrado a mí y no voy a soltarla, voy a besarla hasta que se me duerman los labios. “No te caerás”, le digo al oído, mientras sonríe asustada. Mis ojos se han vuelto a abrir y la mujer me ruega que haga algo. Ya ha sucedido todo lo que había advertido, no aquí, sino que en otro lugar, un lugar que no recuerdo. Miro a mi lado pero Isabel no está, en su puesto hay una niña que llora. El cura se ha detenido y ahora está de frente dando más instrucciones. La muchachita está tendida en el piso y su madre, sin soltar el rosario, intenta levantarla. Siento una histeria reprimida en todo el cuerpo y quiero gritar, gritar que nos está mirando, sí, nos está mirando Isabel; está ahí ¿no lo ves? ¿Que no? ¿Cómo que no? Ahí está riéndose de nosotros. Isabel se ha enderezado en la banca buscando la fantasmal figura que nos amenaza. Ahora está de frente y gesticula aún más, entre coros de voces que me atormentan. He comenzado a gritar y sus caras de sorpresa intentan callarme. El coro se ha detenido y el cura frunce el ceño envuelto en su estola verde, verde como los ojos de la muchachita que está sentada junto a su madre sin rastro de rasguño en su tierna y menuda frente. El viejo de las botas sucias no está y el puesto está vacío. Todavía me siguen mirando y decido retirarme sin disculparme con excusas de las cuales podría arrepentirme (no quiero parecer cortés). El viejo se ha ido e Isabel me sonríe irónicamente. El viento se ha calmado y una suave brisa seca mi transpiración. Charlamos de Cortázar y de música, de su vida y de la mía. A mi lado está Isabel, secando sus lágrimas con mi camisa. Ha llorado de rabia, y desesperada ha dicho que soy su única salida. Salimos de aquella plaza; ella tranquila y yo inquieto, buscando la extraña presencia del viejo que se ha perdido por la calle. Isabel está triste y le hablo de algo divertido. Ha vuelto a sonreír y le he vuelto a robar otro beso. Nuestras lenguas se vuelven a juntar sellando un pacto eterno que me aterra. Hemos entrado a la Iglesia Catedral en busca de paz y adentro parece librarse una batalla infernal. Afuera hay una ambulancia vieja que tiene apagada su baliza. Isabel ha vuelto a ponerse triste y su mano ha soltado levemente la mía, mientras un tipo sale de la pequeña basílica ofuscado y despeinado. El tipo se ha parado frente a Isabel y le ha dicho que la ama, para luego salir llorando por la ancha puerta. La misa ha continuado e Isabel me ha pedido un tiempo para estar sola. El cura habla de extraños sucesos y de las magníficas obras de Dios, mientras una pequeña niña me sonríe encaramada en la banca de enfrente. “Se puede caer”, pienso, mientras espantado le doy la paz a mi más cercano prójimo, el mismo viejo que nos ha estado observando en la plaza.

Escalofríos-Estornudos-y-Tercianas


Entiendo que la lluvia es traicionera
Cada vez que creo haberlo dejado atrás, vuelve con más fuerza y me abofetea la cara
Hay un perfume que me rodea con soltura endemoniada
Tu sonrisa se me cuela por el alma y no hay nada que yo pueda hacer
Termino desvaneciéndome entre la niebla de tus ganas

Entiendo que la noche es pasajera
Cada vez que creo haberte borrado de mi memoria, vuelves con más ganas y me torturas
Hay una brisa que me abraza con ternura
Tu mirada se cuela por mi ventana y ya no existe vuelta atrás
Termino desmayándome entre la esencia de tu cama
Escalofríos, estornudos y tercianas.


Me subo al auto y suena A Day In A Life
Me miras por el retrovisor y me pongo a cantar
Yo sintiendo esto otra vez
Maldito seas Albert Holl

Colapso de Ideas


Lewis despertó con una inquietud que le devanaba el alma, pues había dormido mal y más encima había soñado que nunca había sido el que pensó que realmente era. Miró alrededor de su habitación. Ahí estaba el origen de su intranquilidad.
Después de unos segundos, detuvo su mirada sobre el computador. Se acercó entonces hacia el aparato y lo prendió con sigilo para no despertar a sus padres. Una vez que Windows se abrió, miró hacia sus dos lados y se decidió. Aunque estaba lejos del horario económico, pinchó el Explorer y se conectó. Unos minutos bastaron para conducirlo a la colorida página web de su correo electrónico. Sólo había llegado un nuevo mensaje. Comenzó a temblar, pues aquel e-mail parecía ser el origen de todo.
Lentamente movió el mouse y pinchó aquel extraño hipervínculo que lo llevaría a revelar toda la verdad. Alguien llamado Enzo le escribía, pero jamás había escuchado aquel nombre. No había dirección del remitente y tampoco aparecía el supuesto "peso" del mensaje, o sea, eso de los bytes. Su espalda estaba mojada.

Así comenzaba el e-mail y Lewis siguió sin entender nada. Si no hubiera soñado con no ser el que siempre fue, quizás se habría reído a carcajadas. Ahora tenía más ganas de llorar.
El timbre suena y la transpiración de su espalda se ha secado. Corre hacia la puerta y la abre de golpe como queriendo descubrir aquel macabro acertijo. Un delgado joven de impermeable está parado en la puerta, le estira la mano y se presenta diciendo: "hola, es extraño esto, pero...verás...creo que tú eres quien realmente soy...mi nombre es Enzo..."
Todo se ha vuelto oscuro y cierra la puerta de golpe para caminar apresurado hacia el baño. Sobre el espejo una imagen...no es quien siempre vio todas las mañanas antes y después de la ducha, es nuevamente la cara de aquel muchacho que hace unos segundos se presentaba. El sudor se hace incontenible y con llanto en sus ojos, Lewis corre hacia la puerta otra vez; esta vez dispuesto ha terminar con toda esa locura.Afuera no hay nadie. Sobre el pasto sólo yace un impermeable y una nota que dice "no me olvides". Después de pensarlo un rato me la pongo y vuelvo a entrar. Busco mi computador y pienso en lo bueno que sería escribir un cuento sobre convertirse en alguien que no eres. Ya estoy harto de seguir escribiendo sobre un tipo llamado Lewis, después de todo sigo siendo yo mismo.

Este mini cuento pertenece a una larga saga dedicada a Lewis, un querido personaje. Se supone que este era el encuentro entre creador y creado... Más adelante publicaré más cuentos sobre este extraño, paranóico y melancólico personaje (Dicen que todos los perros se parecen a sus amos)

Constanza y tu Mirada


El cielo se cierra sobre la cansada tierra
y las cortinas detienen a las bisnietas del sol
en mi cabeza se depositan un millón de alternativas
alternativas que contrastan con tu cara

Pero tus blancos dientes no consiguen rellenar ese vacío
ese vacío que dejaron los compacts,
los compacts que en algún lugar,
que en algún lugar iluminan la ofuscada mente de constanza

Maldita y tierna constanza
que te ríes de tu olvidadiza promesa,
la promesa de devolverme el alma,
devolverme el alma antes de que expire la semana

En silencio dejo a la ladrona de la luna y me concentro,
me concentro en tu mirada que me confunde y que me encanta
te anhelo como a las estrellas,
sólo para sentirte y verte

Amarte en voz alta es más difícil
que esperar que los compacts...
...constanza me devuelva.

Creado el año 2000 para una musa inspiardora... de la mano de cierta desesperación por el olvido de ciertos CD's prestados a otra musa... dejarme sin música, lejos es un arma poderosa.

Duda

Es la maldita duda la que no nos permite ser felices, amor
Te juro que no soy yo, sino que es mi inconciente perturbado
Daría todo para que sonrieras, pero esta duda me está matando
Lo he intentado todo, pero nada ha dado resultado
Tengo pasajes para el fin del mundo y quiero llevarte
Me han dicho que es la única forma de olvidarse
Vamos que todo está listo
¿Cómo? ¿Que tienes que pensarlo?
Es la maldita duda la que nos deja ser felices, amor...

martes, julio 05, 2005

No Te Vayas de Vacaciones


No me vayas a decir que te vas de vacaciones. No, no puede ser así. Juntos casi tocamos las estrellas y tu me sales con que te vas de vacaciones. Hace frío esta noche y es extraño porque estamos en verano. Es nuestra última noche juntos y las estrellas titilan en el amplio negro que nos cubre las cabezas. Todo es imaginario, los besos, las caricias, los abrazos. No hay luna, todo sigue muy oscuro y continuamos observándonos, vigilándonos. No, no puede ser así. Justo ahora que vuelvo a sentir cosquillas en el estómago, tú me sales con ésta. Nos separaremos. Tú volverás a tu lejana ciudad y yo volveré a la mía. Te llamaré por teléfono y no contestará nadie, o tal vez lo haga una maldita máquina o una operadora. Me pides que te escriba, pero te marcharás... Si, lo se... sólo serán un par de semanas, pero no estarás ahí cuando piense en ti o cuando quiera verte reír. Te disiparás como el agua entre los dedos, te esfumarás y nunca sabré nada más de ti. A lo mejor terminaré olvidándote como lo he hecho antes, pero no quiero que eso ocurra, no ahora que he vuelto a sentir cosquillas en el estómago, ahora que he vuelto a pensar en flores y en paisajes paradisíacos. Por favor no te vayas, no te vayas de vacaciones. La noche se ha vuelto helada y te presto mi chaqueta. Tú has comenzado a llorar y te abrazo, aunque nos podrían estar espiando. Yo sé muy bien que esto no es correcto, pero es que nadie lo entendería. Te cantaré al oído esa canción que tanto te gusta, te escribiré poemas todos los días, te haré sonreír cada segundo de tu hermosa vida, pero por favor, no te vayas de vacaciones. Me dices que no importa, que disfrutemos nuestra última noche y que nos dejemos llevar por la brisa que calma nuestras ansias de darnos un beso. No puedo, sencillamente no puedo dejar de pensar en lo que vendrá mañana y pasado mañana. No se me ocurre un día sin ti, es decir, sin tus ganas de reír, sin tu respiración, sin tus piernas, sin... que se yo, tan sólo no te vayas, no te vayas de vacaciones. Ahora nos tomamos de la mano y salimos a caminar. Con cuidado, no hagamos ruido, no vaya a ser que despierten y nos vean. Las luces del pueblo son nuestras enemigas, pues no nos dejan contemplar las estrellas, nuestras únicas compañeras, las únicas que nos podrían entender. A estas alturas ya nada me importa, estamos lejos de todo, de todos. Tú te irás de vacaciones apenas llegues y yo me quedaré atado a mi cama, pensando en las cosas que debería haber hecho. Acércate, deja que te rodeé con mis brazos sedientos de ti. Lentamente invado el espacio que se me había prohibido y siento tu respirar en mi boca. Cierra los ojos y sube al tren, no importa que no haya boleto, no importa que no conozcas el destino. No hay necesidad de maleta, son pocos segundos y lamentablemente es un viaje con retorno. Mis labios te rozan la cara y dibujan las mariposas que he sentido todos estos días. El tren ha partido y no viajas sola. Los campos, los animales y las estrellas giran alrededor de tu ventana. No hay vidrio, no hay límite entre la fantasía y la realidad. Nuestras manos se unen y nuestros labios se revuelcan en un húmedo temporal. Un ‘te amo’ y un ‘yo también’, pero no es suficiente, nos separamos, amargo sabor. Discúlpame, pero es que no puedo evitar pensar que te irás de vacaciones. Abrázame y deja impregnarme de tu esencia, pero por favor no vayas a llorar, no lo hagas. Las estrellas no lloran, míralas brillar con euforia y alegría. Siempre pensaré en ti y cuando estés triste recuerda estos momentos y piensa tú también en mí. Ahora es hora de regresar, ven, dame la mano y movámonos despacio. Vete a tu cuarto y duérmete pronto, quizás podamos encontrarnos en un loco sueño igual al que estamos viviendo. Te beso la frente y te sigo con la mirada. Entras y te pierdes en la oscuridad. Ahora es mi turno, camino despacio pensando en ti, angustiado por tus vacaciones.

domingo, julio 03, 2005

Revolución PCS


Cuando te acuestes
No olvides dejar tu celular apagado
Alguien me contó que se habían rebelado
y que por las noches son demonios alocados.

Cuando apagues la televisión y te acurruques
No olvides apagar al revolucionario
No vaya s ser que al otro día te encuentren estrangulado
Es mejor prevenir, antes que curar.

Ahora, si te sientes muy perturbado
y crees que no vas para ningun lado
Sería bueno que no apagaras el aparato
quizás todo ese martirio termine rápido.

La tecnología es extraordinaria
y está al servicio de todos los desamparados
La ministra aconseja una nueva reforma
La reforma de los celulares.

Cesantes de más de un año, consigan un aparato...
Adictos a cualquier cosa, firmen un contrato ya...
Políticos verborréicos, tengan dos por si acaso...
Asesinos impunes, una docena de regalo...

Si crees que puedes seguir adelante
Date otra oportunidad
No olvides dejar tu celular apagado.

Oda a los celulares... hasta primer año de universidad prometi no caer en la tentacion, pero fue mas fuerte y me compre uno... el fiel ladrillo nokia.
Escrito el año 2003

Dialogo en un Albergue de Damnificados (2000)


Sigue lloviendo
-No va a parar en siglos
Lo raro es que afuera hay un sol radiante
-Ya verás que pronto se nubla
Ahora están lloviendo sueños
-¿Qué pasa en las calles?
Se ha alborotado la gente
-¿Hay mucho desorden?
La gente está recogiendo sueños
-Jamás van a cambiar
¿Quiénes?
-Ustedes los humanos
Ahora están lloviendo esperanzas
-¿las recogen?
Más bien las ignoran
-Pobres diablos ¿qué sacan con acumular sueños si no tienen esperanzas?
Iré a verla
-No sacarás nada
He recogido bastante
-¿sueños...?
No, esperanzas.

Al empezar a escribir, tenía la manía de crear diálogos imaginarios entre algo así como una persona y su conciencia. Este diálogo es el tercero que escribí cuando estaba en 4ºMedio y surgió de actividades solidarias que hacía con mi grupo de Marcha cuando había inundaciones y albergados. Recuerdo al Dany, al Negro, al Oscar, a la Aleja y a otros en el gimnacio del Liceo Alessandri haciendo juegos para los niños...

El Salto (2003)

Ya empieza a extrañarte el lado más oscuro de mi mente. Las promesas inconclusas que me atan al pasado. Prometo olvidarlas, prometo olvidarlas. Ya empieza a llover sobre las mismas caras y yo aquí atado a un manojo de espantos, atado a este viejo y roñoso catre, sumergido en una mugrienta posta asistencial, rodeado de enfermos y heridos delincuentes. Mi única compañía es la ventana, toda grasienta y oxidada, que me promete el paraíso perdido de allá afuera, un paraíso que consiste en un largo y grisáceo estacioamiento repleto de autos viejos y de ambulancias dadas de baja.
Aquí estoy de nuevo, atado a mis tormentos y a mis fantasmas, abandonado por quienes alguna vez amé, esperando a un escurridizo donante. Escurridizo, pues el doctor no tiene muchas esperanzas. Él dice que de riñón, pulmón o corazón hay bastantes, pero que de fortuna son pocos, y que quizás ya sea demasiado tarde.
Aquí estoy para variar, muriéndome de a poco, como por goteo. Nadie viene a visitarme, ni siquiera la mujer con quién fuera feliz. La enfermera me cambia el agua sólo cuando se acuerda y estas frazadas apolilladas no pueden ni podrán detener el viento helado por las noches. Mis huesos querían descansar en paz, pero el optimismo de allá arriba quizo que algo saliera mal. Mis sueños se hacen cada vez más incoherentes y siempre despierto en el mismo catre y con la misma sensación de vacío que me inunda todas las noches con muchas más fuerzas. Alejo al lobo de la puerta, pero él siempre me llama por teléfono y me cuenta como va a joderme. Se robará a mis niños si no pago el rescate y no lo volveré a ver otra vez si le digo a la policía. Claro está que nadie aquí me cree la historia del lobo. El doctor dice que es resultado de la fiebre. Ya nada tiene sentido para mí. Estoy perdido en un bosque oscuro y sin posibilidades de salir. Quién sabe cuando me darán el alta, quién sabe que mierda haré cuando salga, quién sabe lo que me estará esperando allá afuera, o quizás quién me esté esperando allá afuera. Ojalá sea ella, la que se escurre por la ventana cada vez que me ataca la melancolía. Puedo ver la luz del sol atravesando el umbral de la gran puerta del hospital y puedo ver el destello de su sonrisa mucho más brillante y fuerte que el sol. Quizás lleva su falda a cuadros y su blusa marrón. Quizás quiera saludarme y recibirme en sus brazos, o más bien habrá pasado frente al hospital por casualidad, ignorando las ansias que tengo de verla. Entonces ya no tendría más dudas, todo me resultaría más claro. Tomaría todas las providencias del caso y ajustaría los detalles que fallaron. Agregaría tres o cuatro pisos más a mi osadía y evitaría subir al edificio a la hora de mayor concurrencia y tráfico, y entonces abriría los brazos y me lanzaría desde lo alto, nublando mi mente, olvidando al mundo, olvidando toda su soberbia y su desencanto.

Siempre me han llamado la atención los hospitales públicos. Siento una mezcla de atración y repulsión... una relación bastante ambivalente. El caso es que este cuento lo escribí en un periodo de mucha melancolía, mezclando esa sensación y la idea de abandono por parte de un ser amado. También lidia con la idea del suicidio, pero por llamar la atención de una mujer... algo bien romanticista, pero de todas maneras extremo y poco recomendable. Fue escrito entre el 2003 y el 2004... no recuerdo bien.

The Soundtrack Of My Life

Está conectado a un mundo infinito de música. Es la más perfecta vía de evasión. Es la droga más apetecida por mis venas, es simplemente mi personal estereo. Cada vez que no me miras o que no te despides, me inyecto toneladas de música, y es él quien me las proporciona. Es el chulo o cabrón más perfecto que conozca, es el proxeneta ideal. Me proporciona una variedad de placeres, desde el pop más melódico hasta el rock más depresivo, desde el oscuro trip-hop hasta el efusivo rock alternativo. Es la protección que mi mente ha encontrado, es el lugar perfecto en donde conviven mis estrellas favoritas. Basta con apretar "play" y ya estoy en el edén de mi vida. Puedo escuchar los gritos de Thom tras su negra guitarra o puedo complacerme de la andrógena presencia de Bryan. Liam no se queda atrás y patea los árboles, mientras que Del Najha juega con un millón de palabras que zumban al son de una triste batería. Jonny Grreenwood abusa de su guitarra y las cuerdas me envuelven en un profundo sueño, un sueño que me eleva hasta un cerro rodeado de flores, donde la melodía brota de los labios de Javiera, imposible de no escuchar. Billy explota en un volcán y el escenario se ilumina. Hay un centenar de personas con los brazos en alto, es el concierto de nuestras vidas. Estoy parado frente a un micrófono.
Noel Gallagher me mira con un ceño notadamente fruncido, como preguntándose quien demonios soy. Su guitarra está lista para la batalla. A su lado está Jonny Greenwood con su preciosa Fender de guerra, mientras que el calvo de Corgan me toca el hombro como queriendo apoyarme. Bryan Molko comienza con un hermoso Sol, a lo que Liam le agrega unas sarcásticas frases y risas. Thom Yorke está a mi lado y me mira como si no le importara. Su frágil voz ha empezado a nacer. Javiera mueve el pandero mientras Del Najha juega con los sintetizadores. No existen los Imposibles, ni Radiohead, ni Placebo. No hay rastro de los Smashing ni de Massive Attack. Oasis no se ve por ningún lado tampoco. Todo se vuelve negro y mi cabeza da vueltas y vueltas. El tape se ha terminado.

Este cuento lo escribí el año 1999 mientras estaba en 3ºMedio y reune a algo así como la Liga de la Justicia pero de mis gustos musicales de esa época. Siempre he dicho que mi sueño frustrado ha sido ser rock star y vocalista de una banda. Ese cuento es parte de todo eso. Tiempos en donde por primera vez conocía los mp3 y aún se podían bajar las canciones gratis desde las mismas páginas no oficiales de las bandas.
(El título original era Oda a la Música, pero lo cambié por uno más potente)

sábado, julio 02, 2005

Instrucciones Para Subirse a un Ascensor Contigo (Cortázar estaría indignado)

Entonces nos metemos dentro del ascensor y evitamos que nadie más entre. Tú apretas el piso y cuando las puertas se cierran te tomo por la cintura y te como a besos. Y es en ese momento, justo en aquellos precisos y hermosos segundos cuando podría acontecer el holocausto, las atómicas bombas o el colapso de todos los mercados, pero aquel ascensor es fuerte y nos mantiene alejados de toda la peste de allá afuera. Y entonces llegamos a tu piso y las puertas se abren, pero el plan es ingenioso y las instrucciones claras: se me cayó una moneda o una tarjeta allá abajo, se me soltó un botón o perdí la llave, pero siempre tiene que ser allá abajo, nunca en el propio suelo o en el ascensor utilizado. Entonces nos metemos dentro del ascensor y evitamos que nadie más entre. Tú apretas el piso y cuando las puertas se cierran te tomo por la cintura y te como a besos. Y en ese momento, justo en aquellos precisos y hermosos segundos, podría acontecer otro golpe de estado, algún atentado de Osama Bin Laden o la llegada del anticristo, pero aquel ascensor es fuerte y nos mantiene alejados de toda la enfermedad de allá afuera. Y entonces paramos en el primer piso, salimos y en cuatro patas buscamos el objeto perdido, y quizás se nos sume el conserje o el guardia, seis u ocho ojos buscando la nada, pero las instrucciones son claras: hacerse el loco y sacar una moneda del bolsillo, pararse ligero y gritar a los cuatro vientos ¡Eureka! Entonces nos metemos dentro del ascensor y evitamos que nadie más entre. Tú apretas el piso y cuando las puertas se cierran te tomo por la cintura y te como a besos. Y es en ese momento, justo en aquellos precisos y hermosos segundos cuando podría acontecer un asalto de bancos, la muerte del tirano o el fin del patriarcado, pero aquel ascensor es fuerte y poderoso. Y entonces llegamos a tu piso y antes de que las puertas se abran otra vez, hago como que pierdo el control y me ahogo. Tú das la vuelta y me auxilias, mientras con mi dedo apreto cualquier botón que nos lleve hacia abajo. Y así estaremos toda la tarde, toda la mañana o toda la noche (depende de cuando vaya a visitarte), abrazados contra un cristal o contra una muralla de acero, impregnándonos con nuestras sensaciones y alucinaciones, de arriba para abajo hasta que alguno de los dos se canse o en caso de que alguien sospeche que ocurre algo raro. Saldremos unos minutos a darnos aire y luego de pensarlo un buen rato... Entonces nos metemos dentro del ascensor y evitamos que nadie más entre...

Un cuento netamente inspirado en las míticas instrucciones-para-hacer-cosas-a-veces-absurdas de Julio Cortázar... la Vicky vive en un piso 14 y suelo pasar bastante tiempo de mi vida apretando el 1 y el 14... tranquila chik, ya me verás siguiendo las instrucciones al pie de la letra