Una sorpresa es volver a leer letras menos complejas y un tanto directas. De tanto en tanto recordamos épocas pasadas donde el amor retorcido o los horrores de Yorke eran fáciles de captar en las líricas de una joven banda.
Jigsaw Falling Into Place parece sumergirnos en un juego de abrirnos la puerta para luego cerrárnosla en la cara. Porque su inicio meloso y rítmico nos hace caer en la típica historia de relaciones (quizás en la mesa de un bar o una disco... una chica hermosa pero algo inestable y la música de tu banda favorita de fondo).
Entonces el rompecabezas comienza a calzar en una lógica tan típica de Radiohead y de Yorke. Porque aquello que era luz se torna tinieblas bajo un fondo que lentamente va hipnotizando y gestando un ritmo continuo en nuestras cabezas (entre el bajo de Colin y los entrelazados arpegios de Jonny y Ed).
Entonces la pesadilla parece caer sobre el protagonista que puede ser uno de nosotros o el mismo Thom en la fantasía de cualquiera que escuche el próximo sencillo de In Rainbows a millones de kilómetros de Oxford. Porque la chica escapa, las murallas se doblan y el lugar parece tornarse impredecible y peligroso.
Las piezas encajan en el puzzle y lo que parecía ser no lo es. Entonces sentimos esa extraña pero exquisita sensación de darnos cuenta una vez más que estamos cada vez más lejos de Yorke cuando creemos que estamos a punto de alcanzarlo.
1 comentario:
Qué placer leer tu blog... un deleite.
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